Por Lucas Fiorini
Ayer fue la Audiencia Pública prevista legalmente para escuchar de forma directa a los vecinos y las organizaciones de la sociedad civil frente al proyecto oficial de Presupuesto Municipal. Como sabemos el presupuesto es la “ley de leyes”, por cuanto prevé de manera concreta hacia donde van a ir los recursos públicos y por tanto transparenta de manera bastante clara el real rumbo del ejecutivo más allá de las palabras. Por supuesto que la asignación prevista en el presupuesto puede burlarse, y lamentablemente (demasiadas veces) en la historia reciente los distintos niveles del estado han caído en esta actitud. Las dificultades económicas y financieras, ciertas en muchos casos, han servido de excusa para estas tergiversaciones de los compromisos acordados públicamente. Pero esta realidad no puede invalidar el hecho que sigue siendo fundamental ver la orientación y rumbo que se plantea cuando se determina el presupuesto.
El actual ejecutivo municipal ha presentado su proyecto para el partido de General Pueyrredón entrado enero. La demora no fue el mejor inicio, más teniendo en cuenta el hincapié manifestado por el actual oficialismo en ser estricto con los recaudos formales. La excusa de ser un nuevo gobierno es relativa cuando se tuvo un tiempo prudencial desde que se ganó las elecciones para adelantar este tipo de instrumentos, salvo que haya improvisación de equipos y no hubiese claridad con respecto a las prioridades ejecutivas. Llama la atención esta tardanza en la materia que estamos tratando, considerando que el Secretario de Hacienda que asumió el 10 de diciembre proviene de un rol en el Concejo Deliberante y en la actuación como opositor -por procedencia profesional y por experiencia/especialización pública elegida- donde se centró en el análisis de las cuentas públicas y ser portavoz de las críticas al respecto, señalando permanentemente que había que ser serios ordenando con previsión las finanzas municipales. Coincidimos en que era necesario un cambio, que es urgente corregir las cuentas en rojo de nuestra ciudad, pero -insistimos- nos extraña la demora en presentar aquello que fue leitmotiv de su campaña y rol.
Y más nos llama la atención que presentado el mismo, nos encontramos básicamente con una “copia” del anterior actualizado por inflación. Nuevamente caemos en un presupuesto que no cambia nada de fondo, que no muestra otro rumbo, que no establece metas, objetivos y resultados claros, que parece más el cumplimiento de una formalidad que luego se modificará de acuerdo a la coyuntura, que a una línea de gobierno propiamente dicha. Pero es cierto que aún cuando no compartamos esta falta de proyecto que trasunta el actual ejecutivo, debemos ser respetuosos de la decisión popular y ayudar a que cuente con las herramientas de gobierno que solicita.
Desde el Frente Renovador nos hemos caracterizado por ser un nuevo actor político que viene a incorporar una lógica de sentido común, gestión y proyectos serios al sector público, respondiendo a los intereses de la gente; sabemos del rol que nos dio la sociedad, que no fue de oficialismo, pero ciertamente pidiéndonos que ayudemos a que sea exitoso el actual, pues eso es lo mejor para nuestro pueblo y es lo que debe movernos a los que estamos en la política. Esperamos ser una futura conducción, para eso nos preparamos con equipos y propuestas, pero queremos ser elegidos por ser mejores y no por el fracaso de los actuales oficialismos. Por eso el ejecutivo sabe que puede contar con nosotros, como una oposición constructiva que va a colaborar y acercar todas las soluciones que nos sean requeridas.
En este sentido queremos señalar algunos puntos que vemos más allá del marco general que hay que respetar, que pueden (y deberían) ser modificadas para no afectar más aún la economía del vecino y lo que puede esperar el marplatense del estado municipal. Reiteramos: no discutimos ni queremos obstaculizar el rumbo del gobierno -que aunque no compartimos debemos respetar- pero sí creemos que hay algunas cuestiones que pueden atenderse.
El Presupuesto es votado junto a dos ordenanzas importantes, las conocidas como Fiscal e Impositiva, que completan la asignación de recursos con disposiciones regulatorias y de recaudación, que conforman un todo. Con respecto a los tributos municipales vamos a cuidar el bolsillo de la gente, no permitiendo aumentos importantes en las tasas y demás contribuciones que se deben abonar en todo concepto al Municipio, pues el actual ejecutivo insistió antes de asumir que no sólo no iba a aumentar la presión fiscal sino que la disminuiría. Es hora de exigir a los gobernantes responsabilidad con respecto a las promesas de campaña, coherencia, honestidad. Entendemos algunos ajustes propuestos vinculados a una realidad innegable como es la inflación, pero la misma no puede ser una excusa para seguir recargando las espaldas del contribuyente. Mar del Plata y Batán necesitan más inversiones, más trabajo, atraer actividades económicas y no ahuyentarlas con barreras impositivas. Vamos a pedir la disminución de los aumentos desproporcionados que hemos advertido en varias tasas, vinculadas sobre todo a las actividades productivas y comerciales de nuestra ciudad.
Con respecto al presupuesto en sí nos preocupan particularmente dos cuestiones centrales, relacionadas a los dos ejes sobre los que hay que cambiar la suerte de nuestra espectacular ciudad, hoy detenida y con graves problemas estructurales pero solucionables si tomamos un rumbo claro y acertado. En primer lugar necesitamos reactivar la economía de nuestra ciudad, que llena de potencial trabaja en los hechos a media máquina, y por eso hoy sufrimos desempleo y problemas sociales que hay que solucionar de una vez. Esta reactivación produciría también el aumento de los ingresos públicos locales, con lo cual se va a poder responder a las demandas ciudadanas básicas pues contaremos con los recursos suficientes (ampliados, dejando la constante disputa de “sábana corta” que hoy monopoliza la discusión presupuestaria) para atender los problemas de seguridad, luminarias, calles, salud, educación, etc. Aquí entramos en el segundo eje, que es la respuesta efectiva del estado en sus misiones y funciones. Para cumplirlas necesitamos recursos, y por eso nuestra obsesión con mejorar sustancialmente la matriz productiva/económica agrandando la “torta” de la ciudad, pero además de esta condición necesaria pero no suficiente hay que asignar bien los recursos. De nada sirve aumentar los ingresos si luego se tiran. En este sentido es fundamental modernizar la gestión, reasignar funciones, modernizar el estado y descentralizar acercando el gobierno a los barrios, a los vecinos de cada punto del vasto distrito en el que vivimos.
Dos puntos básicos entonces: reactivación económica y buena gestión, pues gobernar bien es identificar y asignar correctamente las prioridades. Dicho esto se entenderá mejor la preocupación que tenemos cuando vemos que áreas como Desarrollo Productivo cuenta con menos presupuesto aún que la ya pobre asignación que le daba la anterior gestión. Si no entendemos que sin crecimiento no hay herramientas efectivas para dar respuesta a las demandas abundantes y legítimas de los vecinos no vamos a salir del atolladero en el cual nos encontramos. Las inversiones que necesitamos vengan, se concreten y amplíen entre nosotros son condición sine qua non para salir adelante en un municipio con graves problemas socioeconómicos. No lo entendieron así anteriores gestiones y así es que una ciudad llena de potencialidades y maravillosa está apagada y con déficits que se agrandan. Que se repitan los mismos errores conceptuales con el nuevo gobierno es arrancar con el pie izquierdo.
En cuanto al segundo eje, esto es una mejor labor en la gestión municipal, nos preocupa que se sigan centralizando los recursos y decisiones y se continúe con compartimentos estancos sin directivas claras ni mejoras y mucho menos nuevas políticas públicas. Así, por ejemplo, Educación sigue prácticamente con el mismo presupuesto, cuando tenemos todo un desarrollo único municipal que debemos cuidar y fortalecer como punto de partida de la mejora real y posible que en el área anhelamos. Seguridad, otra área sensible, sigue sin recursos suficientes que permitan una política eficaz en la lucha contra el delito y otras emergencias, tal como han logrado varios municipios. Para eso necesitamos aprovechar las nuevas tecnologías, conducir con profesionalismo y decisión política el área, y brindarle recursos. En el actual presupuesto sólo están previstos para el área 80 millones de pesos, esto es un pobre 1,7% del presupuesto, de los cuales 68 millones vienen de Provincia, con lo cual propios solo asignamos 12 millones, esto es un 0,25%. Querer combatir así la inseguridad es querer volar sin alas. En Salud sólo se prevé un 3% más de lo ejecutado el año pasado (Cano ha dicho que él observó las ejecuciones para hacer el nuevo presupuesto, lo cual es válido frente a un anterior gobierno que subejecutaba sistemáticamente en áreas claves, aunque es insuficiente como criterio y no puede ser el único, pero lo tomamos para el presente planteo pues es el elegido por el Secretario de Hacienda), es decir tendremos un achicamiento real en otro lugar con demandas importantes y que no obtendrán respuesta satisfactoria. Es grave, mucho más teniendo en cuenta que el actual oficialismo -al igual que el anterior- prometió en campaña irresponsablemente un Hospital Municipal, que se sabía sería de imposible cumplimiento en el corto y mediano plazo, y que atenta en la práctica contra la prioridad que tienen -para nosotros- la atención primaria brindada in situ, en los barrios, cerca de la gente, con buenas prestaciones y horarios amplios. Fuimos los únicos que, también en este campo, presentamos una propuesta responsable, realizable y próxima a las necesidades reales de los vecinos, sin prometer lo que no puede cumplirse. Otra secretaría como Planeamiento, que define la suerte a mediano plazo de una urbe, también se reduce: los estudios del BID realizados en nuestra ciudad muestran el altísimo costo (millones de dólares) que terminamos pagando por crecer sin previsión ni orden. En algunos Entes encontramos situaciones parecidas que esperemos se mejoren. Podríamos seguir, pero estas son muestras acabadas de porqué el rumbo tomado (o la ausencia de rumbo) nos preocupa, pues se redunda en las falencias comunitarias.
El gasto “político”, que tanto denunció el actual oficialismo en campaña, ha sido también replicado. Si miramos los nombramientos realizados desde diciembre y el presupuesto de áreas como Gobierno lo advertiremos. Y hay dos lugares simbólicos, por lo fundamental y aún cuando no implican grandes recursos, que deberían ampliarse y, por el contrario, se retrocede. Me refiero al presupuesto participativo y a lo previsto para las sociedades de fomento y las delegaciones (como Batán o Sierras de los Padres, abandonadas a su suerte, sin los recursos económicos y administrativos que con justicia requieren). Si creemos de verdad en la gente, en la sociedad civil, en los barrios, en la descentralización, no podemos recortar allí. El presupuesto participativo fue barrido directamente, y para peor no está previsto el pago de legítimas deudas que -irresponsablemente- dejó crecer la anterior gestión. Y en la Audiencia Pública, las sociedades de fomento dejaron ver su preocupación por los magros recursos que se le asignan, por los montos adeudados hacia ellas desde el municipio, por la incertidumbre con respecto a la continuidad de los desembolsos que reciben para realizar tareas como corte de pasto, limpieza, mantenimiento y reparación de distintos espacios del barrio así como del lugar físico que tantas veces prestan para ser centro de atenciones varias de la comunidad próxima, en muchos campos como la salud, la educación, la contención, etc. En esta línea también es preocupante que el Enosur reemplace tareas que bien prestan las sociedades de fomento, pues refuerza aún más el achicamiento y desprecio sufrido por las sociedades de fomento, lo cual es un gravísimo error. Pensemos que los montos actuales son paupérrimos (y los resultados muy buenos a pesar de los pocos recursos con que cuentan): se destina aproximadamente por cada sociedad de fomento el equivalente a medio sueldo de secretario municipal… Por eso sostenemos que los recursos que se destinan a descentralización hoy en el presupuesto, que son sólo del 0,5%, deben aumentar y no pueden ser variable de ajuste, porque responder favorablemente a sus demandas básicas no desbarajusta un presupuesto inmenso de casi cinco mil millones de pesos. Es voluntad política lo que se necesita, que responderá al real convencimiento que exista de valorar cada lugar de nuestro distrito y su propia organización y prioridades, y no creer que la centralización de los recursos en unos pocos “iluminados” haría más efectiva su destino y aplicación. La decisión del Ejecutivo de recortar recursos aquí parece más una definición y decisión política antes que económica.
Esperemos que los días que quedan hasta su aprobación encuentren al Ejecutivo con la suficiente apertura para recepcionar estas inquietudes. Estamos a tiempo, estamos a disposición.
(*) Presidente bloque de concejales Frente Renovador/UNA